¿QUÉ TIENE QUE VER UN TREN CON UNA SERIE DE TV?

Manuel Ríos Sanmartín, nuestra firma invitada de hoy, es productor ejecutivo, director y guionista. Tras su paso por Globomedia y Boca a boca, ha dejado su firma en series como Compañeros o Médico de familia.  Participa en numerosas actividades docentes y twittea con el nick @fantasma.

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por Manuel Ríos San Martín

La mayoría de las escuelas de guión hablan de la escritura y no tanto de la creación de una serie. A mí me resulta más interesante este segundo aspecto. También se dice mucho que para aprender a escribir hay que escribir. Es obvio, pero yo creo que antes hay que dedicar tiempo a pensar, a leer y a documentarse. He visto proyectos de biblia y doce guiones terminados que fallaban en las bases. Se pusieron a escribir demasiado pronto. El ansia por hacerlo no suele ser buena. Mejor dedicarle más tiempo al concepto.

A finales de noviembre voy a dar un curso en Requena1 (Valencia), y estas clases me hacen plantearme ciertos aspectos teóricos y cómo explicárselos a mis alumnos. Para ello trato de pensar en imágenes que les puedan quedar grabadas. Estamos en un medio audiovisual. Aunque muchos de los consejos podrían parecer evidentes, en ocasiones, las series profesionales, tanto las de aquí como las de fuera, no cumplen con premisas que deberían ser básicas.

Los motivos pueden ser muy variados, pero es habitual encontrar dos:

  1. Nos dejamos deslumbrar por un concepto. La serie se vende sola gracias al titular y se avanza con prisa, sin documentarse, sin la suficiente reflexión. La Cúpula es un buen ejemplo de esto. Idea brillante, personajes flojos, desarrollo que pierde interés. Para mi otro caso es The Following, aunque el público americano no parece estar de acuerdo conmigo.

  1. – Lo contrario; en la creación de la serie interviene tanta gente que se acaba desnaturalizando. Se pierde el concepto inicial. Y no es sustituido por otro nuevo. Una serie no puede ser una sucesión de elementos que vamos colocando porque nos parezca que es un poco pobre la tesis de partida. Si no sirve, todo lo que le vayamos poniendo encima no lo arreglará. Hay que volver al origen y analizar de qué va realmente y si eso creemos que puede interesar al espectador. Pero una serie se vende por motivos muy variados, no siempre por ella misma.

El resultado de ambos problemas es que hay proyectos incompletos, a los que les falta algo. O mucho. La imagen que utilizo para intentar analizar este problema es la del tren, por eso la foto de arriba. Podríamos decir que una serie de ficción es COMO UN TREN donde viajan pasajeros.

  1. EL TREN (ESPACIO/CONCEPTO)

El tren debe unificar el concepto con el espacio principal donde se desarrolla la ficción. Voy a poner ejemplos que ayuden a entender lo que quiero decir. El Barco, la serie de Antena 3 y Globomedia. El tren no es otro que el propio barco (en un mundo que ha desaparecido). Brillante, nos mueve a la acción, nos fascina. Tenemos el espacio perfectamente relacionado con la idea principal: un velero perdido en el mar (espacio) tras el fin del mundo (concepto). Y ahí puede pasar de todo, monstruos, tormentas, cambios en las leyes de la física. El concepto genera historias por sí mismo. El espacio era más problemático porque resultaba agobiante según pasaban los episodios.

La Fuga, de Telecinco y BocaBoca. La cárcel en una plataforma petrolífera (donde encierran a la Resistencia, en un futuro apocalíptico); el colegio (con un determinado ideario) en Compañeros, el hospital en Hospital Central, la escuela de Artes en UPA, el misterio en un Gran Hotel, la casa familiar en Médico de familia. Hay trenes de todo tipo como veis: puede ser un lugar de trabajo, un barrio, un sitio donde vivir. Si el proyecto está bien diseñado, el lugar físico debe representar el concepto de la serie. Como decíamos, el barco, pero en un mundo desaparecido; un colegio, pero que da segundas oportunidades; un hotel, pero lleno de misterios, etc. El concepto debe estar unido a un contenedor espacial que debe ser algo más que un mero lugar donde sucede la acción. Debe ser casi un personaje.

En la serie americana Urgencias, una vez por temporada, sacaban a dos actores fuera del hospital y hacían una trama especial con ellos. Muchas veces era una especie de road movie. Eran capítulos estupendos, distintos, pero al final, estabas deseando volver a ver el County General (el tren). Como frivolidad estos viajes estaban bien, como adorno; sin embargo la ficción no habría aguantado quince años en parrilla con nueve o diez capítulos así cada temporada. En Compañeros, la serie era más la serie cuando los personajes estaban en el colegio. Eso no quiere decir que no deba haber exteriores, pero tu tren debe tener valor por si solo. Las secuencias de exteriores son el vehículo para contar historias más complejas y dar aire al plató.

El tren brillante, (ahora lo llamamos en gran medida Highconcept) va a atraer el interés del espectador durante varios capítulos como un juguete nuevo, pero es un arma de doble filo. ¿Qué pasa si prometes hombres lobo y luego no salen en toda la temporada? Hay que evaluar la capacidad de producción que tenemos en España. Por eso, no todos los proyectos pueden tener un tren tan caro como El Barco o La Fuga. A veces puede ser un barrio, incluso una familia, como hemos apuntado antes. Debemos valorar si ese tren más pequeño también funciona, si nos apetecerá viajar en él muchos capítulos o se nos quedará corto, aburrido, feo, en poco tiempo.

¿Cuál es el tren de tu serie?

¿Es brillante, original?

¿Es caro? ¿Puedes mantenerlo?

¿Te llevará lejos?

¿Descarrilará?

¿Servirá para que convivan tus personajes?

¿Ayudará a definirlos a generarles historias?

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  1. LOS PASAJEROS (LOS PERSONAJES)

Como muestra la foto de El Barco, ¿qué sería de este decorado sin sus viajeros? No basta con el concepto del tren, en él tienen que relacionarse nuestros protagonistas. Las series deben poder vivir en gran medida de lo que pasa dentro de esos vagones, de los personajes, de su vida, de sus relaciones. Hay que dedicarles tiempo, desarrollarlos, no dejarse deslumbrar por el concepto. El tren de House son los casos médicos imposibles (concepto) en un hospital privado (espacio), pero eso, sin la personalidad del doctor, se habría quedado muy corto. Si solo hay tren nos aburriremos del juguete, del artificio, aunque sea ingenioso. Para mí, esto le sucede a La Cúpula o a Flashforward, incluso a Walking Dead.

Hay trenes pequeños, como la familia de Emilio Aragón o el barrio de Vive cantando, pero en los que sus personajes funcionan, y si el público se encariña con ellos pueden durar muchos años. Siempre será más complicado generar tramas en las temporadas siguientes, ya que el tren aporta poco y habrá que vivir de las relaciones personales e intentar no ser repetitivo con ellas. Por eso llegó un momento en que en Médico se plantearon dar más presencia a un nuevo tren y sacar a Emilio de la consulta pasando a trabajar en una ambulancia.

Yo creo que un verdadero éxito de larga duración se da cuando se combinan y se conectan ambos elementos para el espectador. Águila Roja es un buen caso, concepto brillante y personajes que llegan al gran público. Cuéntame es un caso muy particular, donde el tren es una familia y su entorno (espacio) pero enmarcada en el transcurso de la Historia reciente de España (concepto). Aporta la noción de tiempo a este análisis de una manera interesante.

Todo este planteamiento, de unir un espacio con un concepto y en el que vivan unos personajes está pensado sobre todo para series que pretendan tener una duración de al menos cincuenta episodios. Eso no quita para que, como creadores, hacer series de una o dos temporadas es también un planteamiento muy atractivo, cada vez más habitual.

En cualquier caso, debemos exigirnos más y definir bien nuestros proyectos antes de ponernos a redactar una biblia, y mucho antes de lanzarnos a escribir los guiones. Esto no quita para que pueda haber momentos de inspiración dónde no respetemos estas normas. Pero conviene conocer la teoría. El propio Picasso, antes de pintar como pintó, aprendió a dibujar tan bien como Velázquez.

9 comentarios en “¿QUÉ TIENE QUE VER UN TREN CON UNA SERIE DE TV?

  1. Discrepo en algunos ejemplos, pero excelente reflexión… Aunque hay trenes de largo viaje y otros de cercanías.
    También hay trenes excelentes que algunos mediocres los hacen descarrilar. Y no pondré ejemplos recientes que han hecho que no suba tanta gente al tren.

    Pero me gustaría que las series se parecieran del todo a los trenes, la verdad.

    En la construcción de trenes, el control de la producción es obligadamente exhaustivo. En la de las series, no.

    Dicho de otra manera, nadie entendería que los ingenieros que lo diseñaron si en la construcción del tren, el que lo diseñó no no estén en su construcción. En las series, pasa.

    En la construcción de un tren, no puede venir el soldador a decir que tiene que ser distinto. En las series, pasa.

    En la construcción de un tren, todos conocen su oficio y son contratados por eso. En las series hay actores que ni vocalizan.

    En la construcción de un tren, nadie se salta un paso. En las series, se reinterpreta en plató o en lectura técnica hasta cambiar o eliminar trozos de guión.

    En el tren, el ingeniero (o equipo de diseñadores) controla paso a paso su puesta en pie. En las series, sus diseñadores ven cómo se les cambia el diseño por los que no la han creado. Y sobre la marcha. A mitad de viaje, incluso.

      • ha quedado un poco seco, jaja me refiero a que lamentablemente el trabajo de ingeniero tampoco es tan bonito como lo pintas.

    • Bueno, pues cambia ingeniero por arquitecto y empezamos a hablar de casas en vez de trenes.

      Pero no sé cómo es tu trabajo (y excusas entonces por la comparación) pero en la de guión hay veces diseñas la serie y a partir de ahí no vas ni a la rueda de prensa, ni a las reuniones con la cadena, ni te llaman para ir a los ensayos, a los making of y no vienes en la nota de prensa cob créditos…

      Señores, a la de tres, ¿quién da más?

      • «Érase una vez una actriz tan tonta, tan tonta…. que se la chupó al guionista para conseguir el papel».

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