CANCIONES ALEGRES PARA BATALLAS PERDIDAS

Por Miguel Marcos.

Domingo por la mañana. Cielo plomizo.

Pienso que una buena canción sería una estupenda forma de empezar el día.

Descarto la elección de otras veces, “Sunday morning”, de la Velvet Underground, que justo hoy me parece demasiado obvia. Al final es U2 con “I still haven’t found what I’m looking for” la que convierte el momento de cambiar los pañales a mi hija en un clímax épico.

Cuando me canso de los irlandeses le doy vueltas a cómo continuar la sesión. Hace un par de semanas leí una estupenda entrevista de Juan Puchades a Santiago Auserón que me dio ganas de escuchar a Radio Futura. Me confío al aleatorio de Spotify, que recompensa mi fe con una implacable retahíla de temazos.

“Condena de amor”, “Corazón de tiza” y “Semilla negra” confirman que en los discos de Radio Futura nunca crecen las telarañas y que Santiago Auserón es un letrista como la copa de un pino. Después, la letra de “No tocarte” me recuerda a “Tabú”, una película portuguesa que me ronda por la cabeza desde que la vi hace un par de semanas, y le doy algunas vueltas mentales, exprimiendo sus imágenes.

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No cuento todo esto para dármelas de melómano y cinéfilo refinado. (Bueno, al menos no solo por eso).

Durante mis dos años como presidente de EDAV, la asociación valenciana de guionistas, he participado en varias batallas perdidas. Por ejemplo: explicar a políticos, productores, ejecutivos de televisión y burócratas varios por qué es importante invertir en apoyar la creación. Al margen de algunas honrosas excepciones, la reacción más frecuente oscilaba entre el paternalismo y la indiferencia. La cultura parece considerarse un lujo inútil, una capricho insostenible en tiempos de crisis, y yo a menudo me sentía como un viejo vendedor que tiene que colocar un producto hace tiempo anticuado.

Pero de eso nada. Al final la batalla la perderán ellos.

Lo he pensado hoy. Fregar mientras suena “El canto del gallo” es un acontecimiento sublime. Hacer la cama con “El tonto simón”, una epifanía. Igual que poner la lavadora mientras caes en un mínimo detalle de la escena del explorador de “Tabú” que se te pasó desapercibido la primera vez.

¿Te acuerdas de quién era subsecretario de Cultura en 1986? ¿O conseller en 1996? ¿Y en 2005? Ni tú ni nadie.

Las canciones de Radio Futura que me han iluminado la mañana tienen más de veinte años y siguen relucientes. “Tabú” me acompañará décadas sin empañarse. Igual que las palabras de tantos compañeros de oficio que me han hecho reír, aprender y emocionarme con sus guiones. ¿Se acordará alguien de los que en las reuniones me miraban con condescendencia? Como mucho, de sus destrozos, que tardarán años en repararse.

En cambio, lo que nosotros creamos perdurará. Alegrará mañanas de domingo, acompañará una vigilia triste o aliviará una noche de insomnio de gente que nunca conoceremos.

Un rayo de sol se cuela por la ventana. La casa está limpia como una patena. Suena “Veneno en la piel” cuando me pongo a trabajar.

Como experto en batallas perdidas, sé que escribir nunca será una de ellas.

2 comentarios en “CANCIONES ALEGRES PARA BATALLAS PERDIDAS

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  2. Como admiradora de Radio Futura, desde luego que perduran, y efectivamente no se puede decir igual de otros personajes.

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