TRAGICOMEDIA DE UNA NOCHE DE NOVIEMBRE

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por Paco López Barrio

No, no ha sido un tiro en el pie. El tiro en el pie no afecta órganos vitales ni deja graves secuelas. Basta un poco de cirugía menor, con anestesia local, para estar correteando de nuevo en unos pocos dias, tan campante: ahí tenéis a Froilán de Todos los Santos como ejemplo.

El tiro que se ha disparado Alberto Fabra, presidente (sobrevenido que no electo) de la Barbaridad Valenciana, ha impactado en otro lugar de su rubia anatomía de buen mozo de Castellón. No en su corazón ni en su cerebro, blancos dudosos -por presuntos- donde los haya. Yo creo, más bien, que esa bala le ha impactado en un punto mucho más crítico: en los cojones del alma, el chakra de todos los chakras, el centro de gravedad y línea de flotación de todo hombre subido a un pedestal.

Aparentemente ha estado muy mal aconsejado. Pero fuentes bien informadas me dicen que no han sido pocos en su entorno los que le han dicho: “No lo hagas, Alberto”. O al menos no lo hagas así. Pero lo hizo: cerró Radio 9 y Canal 9 en la madrugada del jueves al viernes. Buscaba la hora en que todos los gatos son pardos y ya sólo quedan putas y barrenderos por las calles. Pero lo que consiguió fue montar un reality show que alcanzó audiencias jamás soñadas. Ni en los mejores tiempos de Tómbola hubo tanta gente frente a la pantalla. Y, para acabarlo de arreglar, las redes sociales… Desde el 23 F, con el que muchos vemos similitudes, no se había quedado tanta gente toda la noche en blanco, a la espera de ver cómo se resolvía la crisis. Fabra, en plena pataleta, huye hacia adelante y comete un buen número de errores tácticos.

Error táctico nº 1: Un ataque en prime time

El mayor error táctico de Fabra ha sido confundir el horario de oficinas con el horario de la realidad. El mundo no cierra a las ocho de la tarde. Hay mucha vida a la hora de la cena: por algo a esa hora la llaman prime time y en las horas siguientes, el late night. Nadie puede tomar una decisión acertada en asuntos de medios de comunicación sin tener en cuenta estos conceptos. Fabra no lo hizo. Y provocó un escándalo mayúsculo.

A primera hora de la noche, una edición especial del Diario Oficial de la GV, ordenaba el cierre inmediato de las emisiones. En unos minutos, la Policía se presentaba en Radio 9, desalojaba a los trabajadores y apagaba la emisión. Sobre el papel un triunfo de la guerra relámpago. Pero resulta que a esa hora Radio 9 emite su programa de mayor audiencia: La Taula Esportiva, una tertúlia deportiva. Y resulta que esa misma tarde había jugado el Valencia C.F en Gales, contra el Swansea, asegurándose la primera plaza del grupo A de la Europe League. No hay forofo del Valencia que no estuviese a esas horas escuchando Radio 9. Así que la teoría de que “de noche no se va a enterar nadie” no podía funcionar.

Inmediatamente la notícia está en las redes sociales. A esas horas son muchos los trabajadores y extrabajadores de RTVV que están conectados a FB o a twitter. Y los que no, aún están despiertos y dispuestos a contestar el teléfono. “Ahora irán a cerrar la tele. Me voy para allá”. Ese fue el mensaje que leí varias veces en FB, en los muros de mis excompañeros. En Canal 9 se juntaron, en menos de media hora, los que aún no habían salido del turno de tarde, los que aún estaban por entrar para el turno de noche y los que, sin estar de servicio, quisieron acogerse a su incontestable derecho a entrar en las instalaciones de su empresa. Llegó incluso un equipo, el de Societat Anònima, que venía de recibir un premio en el Club Diario Levante. Y en lugar de felicitaciones se encontraron con el cerrojazo.

Entre ellos todo el equipo de periodistas y técnicos de informativos, que en ese momento acababan y no les costaba nada quedarse y continuar la emisión de un noticiario que terminó durando más de 12 horas. En el momento mismo de la desconexión, a las 12.19 del viernes, el share era del 30’9% y, a primera hora de la mañana, cuando la gente ve las noticias mientras desayuna, se alcanzaron picos del 49%. Sólo una final de Champions jugada por el Valencia podría dar esas cifras.

audiencias

Error táctico nº 2: Dar carnaza a las redes sociales

Pero más allá de lo que se pudo ver en directo, lo que la torpeza de Fabra ha conseguido al encerrar a tanta gente en el Centro de Producción de Programas, es que queden para la posteridad unos cuantos vídeos muy incómodos y que van a quedar ya para siempre en Youtube. En una TV, por definición, hay cámaras. Y gente que sabe utilizarlas. También mucho móvil de última generación en los bolsillos, con una calidad de imagen más que satisfactoria y conexión a Internet. Todo esto en manos de gente que ya no tiene nada que perder, ni el miedo, y que son muy conscientes de estar viviendo momentos históricos. Con el tiempo olvidaremos la retransmisión de esas ultimas horas de agonía. Pero los videos subidos seguirán recibiendo visitas durante años. Recopilo pensando sobretodo en los lectores de fuera de Valencia, que sois muchos, y no habréis tenido la ocasión de ver estas joyas. La cosa empieza a calentarse la noche del jueves, aún temprano, cuando empiezan a difundirse escenas como ésta, los trabajadores agolpados tras la valla.

Pasado poco tiempo se consigue acceder al patio exterior, desbordando a la policía y la seguridad privada. No tengo imágenes del momento en que se cruza la valla en masa, pero fue algo muy parecido a la caída del Muro de Berlín. Y, aunque se les prohibió el acceso al edificio, rápidamente se encontró la forma de hacerlo: por las ventanas y algunas puertas no controladas.

Algunos políticos de la oposición, presentes en el plató de informativos cuentan, a toda la audiencia, que también han tenido que entrar de la misma manera: “Hace dos años que soy diputado y, para ser la primera vez que puedo venir invitado, he tenido que entrar por la ventana”, cuenta uno de ellos. Es una imagen propia de un golpe de estado. Y además chapucero. Viendo estas imágenes queda muy en entredicho la eficacia de la Policía Autonómica, que no ha sido capaz (o andaba muy justita de efectivos) de sellar el edificio, que al fin y al cabo tampoco tiene un perímetro tan grande ni tantas aberturas.

También hay momentos de gran comicidad. Como éste, digno de los Monty Python: a media mañana del viernes llega la comisión de liquidadores y, con la ayuda de algunos policías que estaban en el patio exterior, intentan acceder al edificio. Pero se encuentran con las puertas que ellos mismos han cerrado:

Pese a lo tenso del momento, el plató de informativos estalla en carcajadas. Igual que hicimos quienes lo vimos en casa. Otro “gag” estelar fue la entrada de Beatriz Garrote, presidenta de la Asociación de Víctimas del Accidente del Metro, cuya cobertura informativa ha sido motivo de vergüenza para los periodistas de la casa. Las víctimas, siempre ninguneadas desde la administración valenciana, aún no habían podido expresarse ante una cámara de Canal 9. Cuando por fin su presidenta ha sido invitada a hablar, ha tenido que entrar en el edificio de esta manera:

De no haber 43 víctimas mortales por medio se podría sonorizar con la sintonía de Benny Hill. Obsérvese el detalle del pasillo que conduce al plató, atrincherado con unas butacas. Y la manera en que la arropan y conducen hasta allí. Son imágenes, éstas y las anteriores, que transmiten cualquier cosa menos normalidad democrática. Y así lo han entendido medios de comunicación de todo el mundo que han dado la noticia y han tenido un muestrario de imágenes donde elegir.

3º Error táctico: Los personajes de comedia son un poderoso agente viralizador.

En las primeras horas de la madrugada hace su aparición por los pasillos un personaje a quien nadie conoce. Es un tipo corpulento, de barba canosa, que viste ropa de trabajo con el logo de una empresa. El periodista Genar Martí acude enseguida a averiguar quien es. El que se pone más nervioso no es este señor, sino el policía que le acompaña. Vean este primer encuentro:

La respuesta a la incógnita llega desde un pueblo de la Marina Alta: Gata de Gorgos. Algunos vecinos han reconocido a Paco Signes, conocido en toda la comarca como Paco Telefunken. Regenta un pequeño negocio de reparación de televisores e instalación de antenas. No parece la mejor cualificación para proceder al apagado del Control Central de una cadena. Algunas malas lenguas dicen que es el que le hace el mantenimiento de la antena de su chalet en Moraira al Vicepresidente José Císcar. Cosas peores se han visto en esta casa…

Lo cierto es que el apodo y la manera en que la policía lo encierra en una sala de espera son elementos propicios para la comedia. En tan sólo unos minutos el hashtag #PacoTelefunken es ya Trending Topic en twitter. Porque si el cabreo dinamiza las redes sociales, el humor mucho más. Y en este caso se juntan las dos cosas. Twitter vomita 100 chistes por minuto durante horas.

La presencia de Paco Telefunken lo tiene todo. Viene de un pequeño pueblo, a más de 100 km de Valencia, a donde ha ido a buscarlo la Policía Autonómica que lo ha trasladado junto con su sobrino Pepe en un coche patrulla. Me viene a la cabeza la escena de El Verdugo en que la Guardia Civil, en barca y megáfono en mano, busca al protagonista en las Cuevas del Drac. Más allá de preguntarnos si no hay ingenieros de telecomunicaciones en Valencia, notamos como un aroma a Pepe Gotera y Otilio invade la escena.

verdugo

Luego sabremos que Paco Telefunken es un técnico bastante competente: él diseñó y montó el sistema de magafonía del Camp Nou. Y que también instaló los repetidores que permiteron que la señal de TV3 llegase a las comarcas del sur. Probablemente lo ha recomendado Abertis, la concesionaria de los repetidores que usa TVV. Pero, aún así, yo creo que el trabajo para el que le han buscado le desborda. Un control central es una gigantesca matriz en la que se “enrutan” una gran cantidad de señales. En teoría todos responden a unos mismos principios… pero la realidad es que estos sistemas complejos son en gran medida “llave en mano”: no hay dos iguales y sólo los conoce bien quien los ha diseñado o se encarga de su mantenimiento. El mejor ingeniero, sin el manual de configuración y sin los esquemas, está perdido. Como perdido se ve a Paco Telefunken en su primera entrada al CC, mirando aquellos inmensos racks, cruzados por cientos de latiguillos.

El Comité de Empresa expulsa a Paco Telefunken del Control Central tras esa primera inspección. Y además se planta impidiendo la entrada de la policía: no sin un mandato judicial. Aquí empieza otro acto del sainete, el que tengo menos claro. Los liquidadores solicitan del juez de guardia una orden de desalojo, por ocupación ilegal y usurpación. En un primer momento se deniega, horas más tarde se concede… por medio hay una intervención de la fiscalía. Y ni siquiera tengo muy claro quien es el juez que actúa en cada momento… el caso es que al final llega la orden. Pero pasan las horas y la emisión no se corta. Y entonces llega la sorpresa: Paco Telefunken anuncia que no quiere cortar la señal y se vuelve al pueblo con su sobrino.

De repente, el verdugo se convierte en un personaje simpático, un héroe popular. Más leña para el twitter, que pasa de la burla a la alabanza. Y se mantiene como TT unas cuantas horas más. Pese a las horas que ha pasado escondido es ya un rostro popular, tiene página de seguidores en FB y otras televisiones solicitan entrevistas con él. Paco Telefunken se ha convertido en la versión valenciana del camarero de la cafetería del Paseo del Prado de Madrid.

Tras una noche de esperpento, el “éxito” de Fabra se apoya en estos tres puntales: la “discreta maniobra nocturna” ha pulverizado todos los records de audiencia de la cadena, se ha nutrido a Youtube de una buena colección de vídeos, las fotografías del encierro están en las portadas de toda la prensa. Y, encima, el imaginario colectivo de la “resistencia civil” cuenta con un nuevo miembro en su santoral. ¡Buen balance para una operación que se esperaba discreta!

El gran apagón y una ironía final.

Con la orden del juez en la mano los liquidadores ya pueden cortar la señal y desalojar a los trabajadores. La orden de Fabra va a cumplirse, pero el “cautivo y desarmado” esta vez va a ser el vencedor. Porque el coste político es inmenso. No sólo ante la sociedad valenciana, sino incluso dentro de su propio partido, en el que nunca ha sido un líder sólido. Sus propios correligionarios, en privado por ahora, le acusan de haber manejado la crisis con una torpeza infinita. De haberse dejado llevar por la rabieta, de no haber escuchado a sus consejeros… y aún están por verse las consecuencias judiciales últimas de todo este affaire, en el que parecen haberse violado unas cuantas leyes. Y porque queda un estropicio legal, económico y político sobre el que aún no se ha dicho la última palabra.

Son las 12.19 del viernes. Desde la sala de máquinas (no desde el Control Central) se corta la corriente a la brava, ignorando todo el protocolo de apagado que requiere el CC. Habrá que evaluar los daños en aparatos y archivos digitalizados. Y se hace a una hora perfecta para que todas las televisiones de España puedan abrir sus informativos, poco después, con estas imágenes. De fondo se escucha el grito de los trabajadores en el plató: “Això és un colp d’estat” (Esto es un golpe de estado).

Y así se vió desde el control de realización del Estudio 3:

¿Saben qué es lo más divertido de todo este asunto? Que el Sr. Fabra se podía haber ahorrado todo este circo. El Control Central se podía haber apagado desde su propio despacho. Y en su entorno hay una persona que sabe cómo hacerlo. Es lo que tiene el ordeno y mando, que a fuerza de despreciar las opiniones ajenas se quedan sin escuchar datos y sugerencias que pueden ser muy útiles. Vamos a explicar esta ironía final y ojalá me lean la gente del PP y vean qué clase de mentecato tienen como Presidente (aunque me parece que ya se están haciendo una idea).
Verán, esto es el Control Central de TVV:

control central

Enorme, complejo, lleno de aparatos y cables… pero, que en pleno siglo XXI no se maneja a mano, enchufando y desenchufando latiguillos, como una telefonista de 1920. Esto, Sr. Fabra, está gobernado por un software que automatiza las operaciones. Esto quiere decir que el técnico que lo controla simplemente tiene que sentarse ante un ordenador. Y con él, accede al sistema operativo y hace y deshace, conecta y desconecta, conmuta señales, recibe y envía de un estudio a otro, del Centro de Producciones hacia las Unidades Móbiles y viceversa, y, por supuesto, lo apaga y lo arranca… El corazón del Control Central es un ordenador, uno corriente como el que usted y yo tenemos en casa sirve. El resto de lo que se ve, por mucho que impresione, no son más que periféricos más o menos sofisticados, dispositivos esclavos de este ordenador. Y desde él se debió apagar, siguiendo el protocolo técnico.

Que eso lleva un tiempo está claro. Y falta que el operador quiera hacerlo o pueda hacerlo, con la presión de sus compañeros fuera… Hay sólo cuatro personas que saben hacerlo. Una de ellas Lluis Sabater, el “padre técnico” de la TV valenciana, hoy jubilado. Y con muy pocas ganas de hacerle ningún favor a ustedes, pues, por obedecerles, se encuentra hoy procesado en el sumario de la trama Gürtel siendo un hombre honrado. No cuenten con él. Otros dos están en la plantilla de la casa. Y el cuarto hombre que sabe cómo hacerlo está muy cerca de usted, en la misma Presidencia. No me pregunten su nombre porque lo ignoro. El caso es que, sin necesidad de entrar siquiera en las instalaciones, podría haber apagado él el sistema, siguiendo el protocolo. Porque los ordenadores hace años que tienen la costumbre de trabajar en red. Tan sólo hace falta conocer las contraseñas – y en Presidencia debe haber copia- para acceder remotamente a la aplicación de control.

Su orden se podría haber cumplido de madrugada, con la población y los políticos de la oposición durmiendo, con un mínimo de trabajadores dentro del centro que no se darían cuenta casi hasta el final, no habría hecho falta que la policía ocupase el edificio, sin efecto llamada a los otros trabajadores, no se habría llenado Youtube de momentos patéticos, la prensa no tendría fotografías que mostrar…  Su nerviosismo, sus prisas por cortar de raíz toda disidencia le han jugado una mala pasada. Tenía los elementos necesarios para minimizar el escándalo pero no los puso en juego porque no tuvo la paciencia o la humildad de estudiar las posibles soluciones. Vamos, lo que ha venido haciendo desde hace tiempo en este tema: dar coces y no ver más allá. Legalmente sería problemático, pero eso no es novedad: toda su actuación de aquella noche estuvo llena de presuntas ilegalidades que, tarde o temprano, van a llegarle a un juez.

Personalmente no lo lamento. Incluso le doy las gracias por haber mostrado al mundo mundial su verdadera talla de gobernante. Es usted un cadáver político y lo sabe. Y lo saben sus compañeros de partido.

Viví con pena la noche del apagón, porque aquella fue mi casa en algunas etapas de mi vida. Allí hice lo que sé: escribir y dirigir. No deseo hacer otra cosa como profesional. Y confío en que no me jubilaré sin haber creado alguna nueva historia para esta cadena, porque va a renacer. Para que renazca, para que renazcan tantas cosas, va a ser necesario echarles a ustedes del gobierno. No dude que pondré mi granito de arena en ello.

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10 comentarios en “TRAGICOMEDIA DE UNA NOCHE DE NOVIEMBRE

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  3. Tenen el poder, però no tenen gens d’intel·ligència. Per això i per més raons acabaran lluny del poder, almenys del poder a Les Corts

  4. ¡¡Mestre!! Sé que has fet moltes coses importants ¡esta és una més! Així s’escriu l’història. Este és el pecat de molts valencians, deixem que la mediocritat i l’estulticia ens «governen». I com em va dir un gran càmera i millor persona, Oleg Mateu: «la mierda siempre flota, Manolo». La gent gran com tu no necessiten focus. Sols un bon cervell, tindre algo que contar i saber contar-ho. ¡¡Enhorabona Paco!!

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