LA OPTOGENÉTICA APLICADA AL GUIÓN

Por Gabi Ochoa

Proscrastiné. Un enlace me llevó a un artículo, de ahí a más de 6 horas de seguimiento y de investigación. Eso es a veces lo que hacemos los guionistas. Proscrastinar. No, no, documentarnos.

El artículo no iba sobre la materia, pero era el primer hilo del que extraer la madeja. Hablaba de Neil Harbisson, el primer ciborg reconocido. Tras leerme todo lo que había de Neil en la red, caí en un término: optogenética.

No soy experto en la materia, pero entendí que esta ciencia se dedicaba a apagar o encender pensamientos, ideas, dándole luz a ciertos tipos de neuronas. Se iba armando, junto a muchos artículos y post sobre casos tan dispares como el próximo viaje a Marte o avances e ideas sobre el futuro, un próximo proyecto audiovisual.

Pero la idea, el germen, estaba ahí: cambiar los estímulos cerebrales a través de una ciencia. ¿Era eso posible? Todos recordábamos Olvídate de mi y el cerebro borrado de Clementine, pero nadie pensaba que eso podría llegar. De hecho algunos artículos hablaban de que en un futuro se podrían curar con esta técnica, la optogenética, la adicción a la heroína o el alzheimer. ¿Se podrían borrar los malos recuerdos?

Todo los guionistas tenemos fracasos. Sonados. Creemos alcanzar la gloria, y zas! te hundes en la miseria. La serie está a puntito de firmarla la cadena, compra la botella de champagne más cara, o me encanta tu historia, será un nuevo guión en mi serie. Pero nada. Todo sigue igual. Tú escribes, mandas mails, no te los contestan, y sigues escribiendo con la idea de que tu trabajo será un día reconocido. ¿Podremos borrar esos malos recuerdos?

El otro día lo hice. Le dije a mi hijo, de apenas 8 meses: no seas guionista. Me niego. Sé médico, policía, abogado, banquero, ladrón, yo-que-sé procurador de bolsa. Pero no escribas.

Me gustaría borrar los recuerdos malos, los malos recuerdos, aplicarme la optogenética en mi cerebro y resetearme como creador. Pero solo lo puedo hacer en la ficción. Por eso lo intento, constantemente. Reivindico la bajona, el dejar caer los brazos un tiempo. Para tomar impulsos, para crear. “Cuando no estoy creando, estoy destruyendo” como diría Handke. Pero sigo, a ciencia cierta no sé si alguien querrá leer mi próximo proyecto, sobre futuro, sobre la imposibilidad de amarnos y sin embargo sobre como estamos tan tan tan conectados. Pero sigo dándole a la tecla. Pienso en cómo hay que entrarle a un coordinador sin ser descortés, pesado o que te tilde de gilipollas. Solo quiero vender, venderme y hacer ver que sé escribir. Son 20 años, y parece que fue ayer. De hecho, sigue siendo ayer. Todo es ayer.

Tal vez no haya que borrar los malos recuerdos, las malas rachas, los malos instintos y las malas escrituras. Están ahí. Diciéndonos: chico/a lo hiciste mal, mejora. No hay optogenética en el mundo real, hay recuerdos. Que bonitos son cuando nos van de cara y qué putas cuando nos dan la espalda.

Creo que he visto muchas espaldas y me apetece ver caras. Llevo callado mucho tiempo. Pero callado no es inactivo, es pensativo. Madurando. Macerando. Veo miles de compañeros con una actividad frenética y me digo, ¿tengo que seguir la senda?

¡¡Optogenética, la ciencia que borra los malos recuerdos, ya está aquí, ya llegó, podrás borrar las cagadas, ese mail a deshora, esa reunión al traste en la cadena, ese capítulo horrendo que escribiste!!

Serás Dios, no, serás Aaron Sorkin, Vince Gilligan, David Chase, David Simon. Tendrás que cambiarte el nombre y llamarte David, que es el nombre de muchos creadores talentosos. Déjate, sé tú. Déjate de ir a seminarios a lo Charlie Kaufman que das pena, mucha pena. Llevas 20 años y parece que empezaste ayer. Pero nadie sabe nada, o casi nada. Pero sonríen. Todos los días. Y lo publican. Sus sonrisas. Pero son falsas. Están en sus casas comiendo panchitos y con caras tristes. Y escriben. Cuando pueden y les dejan, firman sus libros. ¿Oh, Dios, por qué esta plaga de guionistas-novelistas? ¿Qué no pueden escribir guiones y ya está? No, tienen que ESCRIBIR, porque eso es la novela, escribir con MAYÚSCULAS.

¿Y la optogenética? La olvidé, se fue al traste. ¿La optoqué? Mierda borrar los malos recuerdos, sí, hay que borrarlos. Hay que poner que estás feliz con tu próximo proyecto (¿Próximo qué?), que es la repera y que se lo han leído… mucha gente, se lo ha leído mucha gente. No. Se lo ha leído Álex de la Iglesia lo menos. Que cojones, Spielberg, puestos a fardar, Spielberg. ¿pero Spielberg hace tele? No me jodas, que es el puto Spielberg. Para. Escribe. No leas. No leas a los referentes. Desconéctate. Escribe y lee solo aquello que tiene que ver con tu proyecto. Sobre Marte, sobre la soledad, sobre el cerebro hackeado, sobre como todo eso es vida. Eso, sobre la vida, porque de eso va el recuerdo, de hacer ver, de vivir.

Mierda me fui. Pero no recuerdo nada malo. No mientras escribo. Una vez escribí en un currículum que podía escribir 16 horas seguidas. Así, 16 horas. Y lo hice. 16 horas. Y rodé 24 horas seguidas. También lo hice. Ahora queda reinventarse otra vez. La vigésimotercera vez. ¿Montamos un bar? Déjate. ¿Vuelves a dar clases de lengua y literatura? No me jodas que tengo 40. ¿Y cocinar? Se me dio bien un tiempo, pero… no sirves para nada. Para escribir. Para nada, eso no es nada. Sí que lo es, no me jodas. Escribir es conocerse, no sabes la cantidad de dinero que me ahorro en terapia.

Esto va siendo un adiós. Guionistasvlc tiene los días contados. Yo tengo los días contados en Guionistasvlc. Hemos cumplido un ciclo, y ahora que parece que viene el cambio y que nos cuesta más y más escribir, nos tomamos el blog de manera sabática. No sabemos si indefinidamente o si alguna vez retornaremos. Pero hasta junio estaremos por aquí (en contadas ocasiones) y cerramos el lugar. Se quedarán, claro está, todos los post, pero ya no escribiremos más por aquí. No olvidemos los buenos recuerdos. Los malos, siempre están ahí, jodiéndonos.

A mi, a Gabi Ochoa, me tenéis en el nuevo blog personal que llevo desde mi web. No solo hablo de guión, pero si os interesa, allí estaré. Y seguiré colaborando allá donde me llamen. Escribo 16 horas. “16 hours writing people”.

Pero como la optogenética dice, trasformaremos los recuerdos, aquellos que nos quedan, en buenos recuerdos.

NEGOCIAR

Por Gabi Ochoa

Hace más de un par de semanas que vi “Negociador” de Borja Cobeaga, y todavía sigo pensando en ella y sobre todo en el magnífico tono, tan difícil de trabajar en un tema como ETA y las negociaciones.

[OJOCUIDAO! SPOILERS A GOGÓ]

Obviamente todos pensamos al verla aquella máxima, que yo oí a Azcona, pero que seguramente será de otra persona: tragedia + tiempo = comedia.

Y ese es el acierto de la peli, como mezclar los momentos cómicos, aunque más bien patéticos de la historia, con el gran drama que fue el terrorismo de ETA y sus consecuencias. Sobre todo, como la última parte de la peli se encabrona hasta un final demoledor, no por duro sino por esa sensación de brazos caídos que se te queda.

Fui con mi amigo Marci Menéndez y al acabar con unas birras estuvimos largamente hablando sobre la peli, y sobre cómo es curioso que este tipo de peli, un riesgo para el guionista y director, solo se dé en España a partir de la tercera o cuarta peli (si llegas) cuando en otros lares vemos grandes debuts absolutamente radicales (no sé porqué me vino a la mente “Whiplash”). Seguro que no es así y alguno me lo rebatirá, pero esa es la sensación que tuve en el momento.

Pero en todo caso la peli creo que supone algo más para los guionistas. Entre sus secuencias (algunas realmente memorables) destila una buena reflexión sobre nuestro oficio y la manera de venderse y relacionarnos con los productores, y eso es lo que me gustaría extraer aquí.

Estos son las 5 valiosas reflexiones que me quedaron, y que creo que sirven muy mucho para nuestro oficio, y nunca mejor dicho, para negociar (contigo mismo o con los demás):

· La sencilla secuencia inicial (un señor esperando su comida y un trozo de filete friéndose) nos revela enseguida el conflicto, pero sobre todo un punto de vista de lo que vas a ver. En otras palabras: guionistas, nuestras historias se les pueden ocurrir a mil, nuestros puntos de vista no.

Hagámonos fuertes en contar y hacer hincapié en el qué, por supuesto, pero dejando claro el cómo.

Y no hace falta muchas y muy variadas palabras: las imágenes caen a peso. Esa secuencia se debería explicar en todas las escuelas de cine patrias.

· La película juega a secuencias paralelas que una suele ser la antípoda de la otra. Es el caso del personaje de la prostituta que sale en solo 2 escenas. En la primera, cuando Ramón Barea le empieza a explicar porqué ha tenido un gatillazo, encuentra, de una puta, la respuesta: el trabajo. Y eso le lleva a un problema con el lenguaje. No sé porqué, pero me vino a la mente esos momentos donde encuentras la clave de una secuencia, y de cómo manejar una situación dramática, pensando en otra cosa, incluso, hablando con amigos, familiares que no tienen nada que ver con el sector.

Hay que desobsesionarse de lo que haces para encontrar la clave de lo que buscas. Parece sencillo, pero el cerebro humano nos juega malas pasadas.

. Uno de los momentos más impactantes es la detención del personaje de Areces (magnífico en su papel de cabrón despiadado). Una secuencia musical, en la que la rabia, y sobre todo las consecuencias que tendrá se palpan en el ambiente.

Somos humanos, y como tal actuamos. ¿Cuántas veces hemos estallado y hemos dicho, “hasta aquí”, “me bajo”, “no puedo más”? Cuando no insultos. Hay que descargar y es lo más lógico. ¿qué siempre lo pagan los más cercanos? Pues hay que intentar saber disculparse y sobre todo canalizarlo creativamente. De eso hablé en este post sobre el enfado.

· Un primer plano donde se ve un traje y alguien intentando ponerse una corbata negra. La toma es tan gráfica que no hace falta definir más, pero enseguida nos llega ese momento de desilusión. Se ha ido todo a la mierda. Ya está. Pasa, pasa en un guión, en una negociación, en una escena que no sale. La verdad: huyo de aquellos a los que TODO les va bien. Es imposible. Es importante que a veces se te vaya al garete el proyecto. No estaba cuajado o no era el mejor proyecto, hay que verlo con perspectiva. Ahora, no tiremos la toalla a la primera de turno, porque…

· Creo que lo redondo de “Negociador” está en ese final, un optimismo derrotista que tan bien está traído y que tan bien define el cine de Cobeaga. Sí, todo se fue a la mierda, pero parece que lo intentó el personaje de Ramón Barea. Y así se lo hacen ver sus amigos cuando entran al bar y cerramos con una secuencia idéntica a la primera. Sencillez y humanidad todo en uno.

Es verdad que no todo sale bien. Nunca te compran el proyecto por lo que quieres, el coordinador te tumba 7 escenas y tienes unas notas de espanto, llevas encallado con ese guión 7 meses, pero… ni va a ser así siempre, piensa que estás mejor que cuando empezaste, y que no bajamos a la mina, como se solía decir.

Con todo, creo que es una peli redonda. La que debería arrasar en los próximos Goya. Sé que alomejó ni estará nominada, pero Borja, por como la has contado, por la valentía que te enfrentas al tema, por cómo destila pequeñas sabidurías de todo a cien para guionistas y creadores, gracias majo.

PS. Tenía muchas ganas de verla además porque percibía que el tono de la peli era muy parecido a como había acometido “Las guerras correctas”. Y creo que no me equivoqué. Es duro hablar sobre algunos temas, pero ponerse altivo y grandilocuente a veces no ayuda a nada. Que somos guionistas, no políticos.

 

CULTURA QUE PODEMOS: NOTAS AL PIE DE PÁGINA


Por
Gabi Ochoa

Algo había causado revuelo en las redes, en la gente de la cultura. A mi me pillaba en plenos ensayos de “Las guerras correctas”, pero daba igual, me citaban para que diera mi opinión.

Podemos Cultura lanzaba un memorándum de 10 páginas donde indicaba las líneas básicas sobre las que trabajar. Alicia Luna fue la primera en decir, en dar una opinión. Posteriormente en redes sociales muchos compañeros dieron su particular visión. No quería entrar en ese debate hasta leérmelo y estudiarlo con detenimiento. Lo sé, voy fuera de tiempos, ahora que todos están en la misma pelea con Ciudadanos y Luis Garicano, pero creo que hacia falta una lectura sosegada (al igual que la reflexión).

Lo primero: en líneas generales, me parece sensata la propuesta. Lo sé, la mitad de mis compañeros se tirarán las manos a la cabeza, pero creo que no han entrado en profundidad. 6 generalidades antes de entrar a desmenuzar el documento:

– La relación cultura y comunicación no me parece una idea descabellada, sino fruto de nuevos (y convulsos) tiempos. Ante una comunicación más politizada y menos independiente hace falta darle la independencia que se merece, y sobre todo trabajarla en conjunto.

– Creo que los compañeros de Podemos Cultura meten la pata o no se saben expresar cuando entran en un tema espinoso como los derechos de autor. Confundir derechos de autor y entidades de gestión (que “gestionan” esos derechos de autor) es un error de principiante. De primeras: los derechos de autor son inalienables. Esta afirmación no la digo yo, esta recogida en miles de documentos oficiales (Estatutos SGAE, contratos, acuerdos, etc) y es importante decirlo. Nadie pone en duda los derechos de patente (que son los derechos de autor de los inventores). Es más, nadie sabe que los paga. Porque señora, ¿no creerá que no paga un canon al comprar una fregona, un canon que va a parar al inventor o familiar en su defecto? De verdad, aquello que has creado tiene que darte un rédito, ese es tu valor como autor. Quien defienda lo contrario, por favor, que pase a sacarse el titulo de la ESO.

– Un acierto cuando sacan a a colación la importante labor de la pedagogía cultural. Todo viene de antes, una cultura fuerte emana de una educación con raíces bien asentadas. Indispensable y gran acierto en estas líneas base.

– Me preocupa muy mucho la perversidad del concepto de “transparencia”. Pese a que alguno le repatee, tengo que sacar a colación a Byung-Chul Han y “La sociedad de la transparencia”. “La transparencia tampoco hace clarividente. La masa de información no engendra ninguna verdad. Cuanta más información se pone en marcha, tanto más intrincado se hace el mundo. La hiperinformación y la hipercomunicación no inyecta ninguna luz a la oscuridad”. El tema es largo y extenso, pero por resumir y siento ser tan reduccionista: no necesitamos gestiones transparentes, necesitamos BUENAS gestiones. La transparencia obliga a un control, parece que estemos diciendo: no nos fiamos de esa persona, grupo, sistema. Y ese es el error mayúsculo. Puede ser “transparente” la gestión y ser un puto desastre. Tiene que ser eficiente, clara, con unas líneas marcadas, independiente, pero no hace falta que sea transparente.

– Es lógico y coherente trabajar dentro del concepto de “buenas prácticas”, en realidad se ha hecho ya y hay instituciones culturales en España que funcionan así (IVAM, CDN o Reina Sofía por poner tres ejemplos). Sería absurdo no ver esa evidencia. Lo que sí hay que hacer es despolitizar esos consejos consultivos y que los profesionales tomen las decisiones sobre la cultura.

– Por último, hecho en falta una descentralización bien entendida. Se hace hincapié en la democratización de las instituciones, pero uno de los lastres es su centralización, en un Estado plurilingüe y con múltiples culturales. Es curioso que en materia sanitaria las competencias sí que sean de las Comunidades Autónomas, mientras que en Cultura, parece que así es, pero en la práctica, el monopolio pasa por la capital del reino. Creo que es una doble dirección: descentralización y permeabilización para conocer todas las realidades.

Comentadas estas líneas generales. Sí me gustaría entrar en cada apartado para ver qué aspectos positivos desarrollan y que otros deberían mejorar (léase con el documento ad hoc La Cultura que Podemos):

INTRODUCCIÓN

Dos frases me saltan enseguida a la reflexión:

“la institucionalización de la cultura ha transformado la necesaria tutela de las administraciones en dependencia”

“se ha instrumentalizado la cultura como recurso –económico o político- al servicio de causas ajenas”

De la primera me recuerda aquel “de la subversión a la subvención”, que como lema vale, pero es como enumerar un problema y no darle solución, por lo que cae en la demagogia.

En cuanto a la segunda sí me preocupa: ¿no puede ser la cultura un lugar de beneficio, entiéndase económico claro está, para el creador, artista, productor del obra de arte? ¿hay alguna causa ajena que se me escape? Eso en recurso económico, pero en cuanto a recurso político iría más allá, ¿entonces el teatro de Weiss, Brecht, Hare es un teatro no válido? Al ser un teatro de marcado carácter político (y entendamos este concepto en todas sus extensiones) lleva a otra causa: la reflexión, el posicionamiento, el análisis de una realidad, que es una causa ajena a su función dramática / teatral.

En esta introducción, como en algunos puntos tengo la sensación de apuntar cosas que no se quieren cerrar, y pueden dar pie a significar una cosa o su contraria. Y eso es peligrosísimo.

POR UNAS POLÍTICAS CULTURALES A LA ALTURA DE LOS TIEMPOS

En el primer punto destacan los 4 desafíos que impulsan desde Podemos Cultura, alguno de ellos, discutible:

– Reconectar su valor con los intereses de la ciudadanía a través de la participación y el acceso

– Constituirse como sector creativo sostenible, autónomo y diverso

– Reducir la dependencia institucional y sus adherencias

– Superar el marco de las instituciones y programaciones culturales para, incluyéndolas, posibilitar que la ciudadanía cree, se explique y se represente en espacios y modelos que van más allá de lo oficial o lo comercial.

El 2º y el 3º son los que me generan más dudas. El concepto de sector cultural autónomo me devuelve otra vez al neoliberalismo, a “apañaos vosotros con lo vuestro” cuando vemos que las políticas culturales que realmente funcionan son aquellas donde la Cultura (con mayúscula) adquiere función de Estado. Hemos entendido mal: que el Estado ponga un paragüas a la cultura no significa que no pueda ser crítica con él (con el Estado) y que no sea independiente. Esto hay que explicarlo cada vez más en España, algo impensable en Holanda o Francia, por poner dos ejemplos reconocibles.

En cuanto a la dependencia ahonda en lo mismo: no es malo depender de “papa” Estado. Lo malo sería que esa dependencia obligara a seguir un único modelo de creación, siendo solo ese modelo el lógico. Por ejemplo, que solo se hicieran obras románticas porque al ministro de turno le gustan ese tipo de obras. El ejemplo es burdo pero creo que explica muy bien la relación Estado-Cultura.

POR UNA POLÍTICA CULTURAL COHERENTE Y TRANSFORMADORA

En los seis puntos a los que debe aspirar las políticas culturales existen algunas contradicciones, si bien hay que decir que en ocasiones, como planteamiento, son puntos de partida interesantes.

En el primero ya se cae en ello: “Transformar los modelos actuales que priorizan la mercantilización, la instrumentalización y el clientelismo, para devolver a la cultura su carácter creativo, libre, placentero, crítico y diverso.”

Contraponer lo mercantil a lo libre y creativo es algo extrañísimo: para mi puede ser creativo que alguien haga una determinada película, pero si quiero verla debe extraer una mercantilización de ese proceso.

Tengo aún más problemas con los conceptos de placentero y crítico. El placer no es el mismo para todos (depende de muchos factores), al igual que el análisis crítico. ¿Quién establece que eso sea así?

En el quinto punto creo que hay un error (o se ha cometido). Dice textualmente: “Promover medidas que defiendan la sostenibilidad económica de la cultura, lo que implica, por un lado, defenderla de la precariedad laboral y profesional,…” tuve que leerlo dos veces para entender que se necesita una cultura no precaria. La estructura de la frase da lugar a pensar lo contrario.

En todo caso en ese quinto punto lo importante es la máxima “…colocarla en el terreno de la emancipación económica y la autofinanciación,…”, lo que me recuerda que están proponiendo un modelo más cercano al liberalismo que a la asunción por parte del Estado del papel de motor de las políticas culturales (ese término tan contradictorio). No creo que haga falta volver al comentar el modelo francés, no?

Por resaltar los aspectos positivos, creo que sí, que hay que huir del cortoplacismo, que hay que fomentar la diversidad cultural, y promover la participación activa de la ciudadanía. De hecho creo que el documento en si tienes una buena base con la que empezar a trabajar, pero muchos matices peligrosos que pueden ser una cosa o totalmente la contraria.

POR UNA CULTURA LIBRE Y AUTÓNOMA

En este caso hacen ver cuáles deberían ser las vías de gestión y financiación, y vuelven a entrar en unas buenas intenciones y en quererlo todo, que si bien en la utopía puede resultar enriquecedor, en la práctica es complicado.

De los cuatro puntos me detengo en dos, el segundo, donde (cito textualmente) “la devolución de las cantidades subvencionadas cuando se alcance un techo de beneficio”, que si bien puede parecer lógico es perverso (lo del enriquecimiento a gogó todos entendemos que debería ser controlado, aunque en la lista Falciani pocas gentes del sector Cultura vas a encontrar). ¿Quién pone ese techo? ¿Será equitativo? ¿Dónde está la vara de medir?

En el último punto otra espina: “una legislación de desarrollo y financiación cultural que fomente la colaboración de particulares y entidades privadas para apoyar la creación artística…” ¿Entonces la panacea es el mecenazgo, algo netamente privado? ¿Y cómo se genera eso en un país que NUNCA ha habido una cultura de mecenazgo?

POR UNA CULTURA DE Y PARA TODAS Y TODOS

Tema espinoso este punto cuando se meten en dirimir qué son los derechos de autor. Ya el primer punto es cuanto menos curioso “Modificar la legislación en materia de propiedad intelectual, a partir de un diálogo amplio con los sectores implicados y la ciudadanía, para adaptarla a las particularidades del mundo actual”. Yo pregunto, ¿Qué tiene que ver la ciudadanía en esto? ¿Por qué es juez y parte? ¿Por qué dejar a los creadores en inferioridad de condiciones? No creo en la voz de la mayoría cuando esa voz no es sensata y razonada (el tiempo da o quita la razón, que todos sabemos como ascendió Hitler), y confrontar la propiedad intelectual con la ciudadanía me parece temerario. Me gustaría saber el porqué.

En el punto tercero sí que marcan algo, que todos sabemos que es el verdadero problema de todo esto: “…en virtud de los beneficios que obtienen por las nuevas vías de distribución”. Yo añadiría “y las antiguas”. Porque sí, ahí está. El lucro de las teleoperadoras, que son en última estancia donde va el ciudadano para extraer unos servicios (ya sean legales o no) es lo que debilita a los creadores. Si van a proponer, que comiencen por ver qué pasa con las descargas ilegales y lo que cuesta la tarifa plana en España y los contenidos legales o no. Ahí, todos lo sabemos, está el quid de la cuestión.

El punto cuarto, hay algo que no entiendo del final: “Asimismo se buscará reducir la presencia de intermediarios para poder aumentar así los ingresos netos de los autores y, al mismo tiempo, acercar a creadores y usuarios”. Esto que a priori suena tan utópico parece cargar contra las entidades de gestión. Y hay que defender el trabajo que se hace desde ellas. Otra cosa es que hayan tenido casos de corrupción que nos ha avergonzado a los creadores. Pero no sé cómo van a reducir intermediarios, si no se propone desde alguna institución una ayuda complementaria. Estaría bien explicarlo. Creo que parte de un desconocimiento de la realidad de las entidades de gestión y de ver como en algunos casos (caso Bautista, por ejemplo) quedan manchadas.

POR UNAS INSTITUCIONES CULTURALES DEMOCRÁTICAS Y TRANSPARENTES

En este punto defienden los tres axiomas que debería tener una institución cultural pública: democracia, transparencia y gestión responsable.

Como he dicho anterior no estoy de acuerdo en la transparencia, no porque no crea en ella, si no que, como pasa aquí, se deja de lado una gestión eficiente, creativa, una buena gestión (y sé que el vocablo “buena” cada uno lo asume de una determinada manera).

Partiendo de esta base, creo que hay un buen razonamiento de cómo alcanzar esos logros (punto clave: “instituciones autónomas e independientes del poder político”), pero en el último punto echa en falta algo que comentaba al principio: crear instituciones descentralizadas, interdependientes entre si, que permeabilicen su trabajo, que hablen de tu a tu.

Desgranan cada uno de los apartados (Democracia, transparencia y gestión responsable), teniendo un par de peros en los dos últimos.

En “Transparencia” hablan de “la pluralidad sea el antídoto contra el amiguismo y el clientelismo”. Bien, pero, ¿Cómo se lleva a la práctica? Y por otro lado me pregunto, ¿puede haber un “amiguismo” bien entendido? ¿Qué pasa cuando de verdad ese “amigo” es el más preparado, lo apartamos por ser “amigo”?

En “Gestión responsable” hablan de “Equilibrar y controlar la externalización de los servicios culturales”, lo cual también veo razonable, actuando de buena fe, claro. Como declaración de intenciones es perfecto, como realidad, me da miedo ese “control” de los servicios culturales.

CULTURA Y CONTEXTO

En el último punto vuelve a haber de cal y de arena. El la primera parte, titulada “Por un espacio y patrimonio cultural protegido y abierto”, puedo estar de acuerdo en gran parte de lo que se comenta (yo que vivo cerca del barrio del Cabanyal en Valencia, esto ha sido importante para parar la especulación inmobiliario, ha sido un BRA-VO de la cultura), pero me choca esto “Limitar la apropiación del espacio público y patrimonio edificado por iniciativas privadas y marcas comerciales con fines puramente mercantiles o publicitarios”. ¿No sé van a poder hacer anuncios en nuestra ciudades? ¿No venden esos anuncios un país, una “Marca España” tan devaluada? ¿No es esa mercantilización (vista de una manera utópica eso sí) un provecho para nuestra cultura a fin de cuentas? A reflexionar.

En ese mismo punto dan pie a algo muy interesante “Recuperar aquellos espacios públicos en desuso para destinarlos a fines culturales”. Hace falta, mucha falta. Algo que en Berlín ocurrió en los ochenta y noventa, es muy necesario en una España especulada por los gobiernos que liberalizaron el suelo.

El siguiente apartado “por una cultura visible y formativa” es uno de los que da pie a ver cierta lógica al documento, y sobre todo, es un posicionamiento buenísimo y muy bien razonado. Un bravo. “Incentivar los esfuerzos para la educación y la comunicación cultural, e impulsar la creación de departamentos que desarrollen proyectos educativos y sociales en el seno de las instituciones” es la piedra filosofal de todo. Es lo que dará sentido a todo. Comencemos por la pedagogía, por el interés libre y creativo de los más pequeños.

El último punto “por una política integral de comunicación, cultura y medios” van un paso más allá. Ya lo he comentado al principio y se nota que en estos puntos se hacen fuertes en algo que saben controlar: los nuevos medios y el papel de la comunicación en la cultura. Creo que la mayoría de los puntos están razonados y bien expresados, siendo, es verdad, un punto de partida.

Y al final hay una reflexión que a mi me ha hecho pensar.

“Un camino que no queremos recorrer sin la participación de la ciudadanía y de los profesionales y expertos en materia cultural. No queremos prefijar cuál será la meta, sino más bien señalar un punto de partida”.

No sé quien está detrás del escrito, pero sí que conozco algunas personas del ámbito cultural en Podemos. En Valencia, Áurea y Ximo, el productor Pancho Casal en Galicia y Cat en Madrid, y son personas sensatas, de las que escuchan, de las que quieren cambiar algo.

Me ha sorprendido la actitud de algunos compañeros ante el documento sin entrar a razonarlo, comentarlo, debatirlo, sino más bien a hacer chacarrillos, chistecillos (algunos con más gracia que otros, que todo hay) y opiniones de salón de casa. Volvemos a lo mismo: es que si no me llaman, no me muevo de casa, y creo que es un profundo error. Nadie ha dicho que no vayan a llamar a nadie. De hecho es la primera vez que un partido político, que viene de un movimiento ciudadano, se lo toma en serio. Lo de quedar a comer con gentes de la cultura, siempre me ha parecido de un demodé que tira p’atrás. No queremos echarnos unos pinchos y unas risas con los políticos, queremos compromisos firmes con la cultura. Dejemos de ponernos en plan víctima, y no cuesta nada acercarse a una reunión, preguntar, saber.

Ya es hora que la pluma (el teclado o lo que creáis que os identifique) baje a la calle. No esperemos a que nos llamen, nos seamos elitistas. Sea aquí o sea en cualquier lado. El texto, la palabra, es nuestra manera de hacernos entender. Utilicémosla.

10 CONSEJOS GUIONÍSTICOS QUE NADIE ME HA PEDIDO

Por Gabi Ochoa

Ha sido terminar el año (y comenzarlo) y han emergido las listas de lo mejor, lo peor, lo más fistro,… de todo. A mi, la que más gracia me ha hecho es esta lista de los corruptos de este año. Eso, de todo hay.

Y yo no iba a ser menos. Tarde, pero nunca es tarde, si la lista es fistra y la mía lo es. Porque para qué ponerse sesudos. En esto del guión tengo dos o tres certezas, y creo que las olvidé en algún momento.

En todo caso, aquí van mis 10 consejos guionísticos que nadie me ha pedido:

– “Escribe con la pistola en la nuca”. Sí. No es literal, que no está la cosa… pero piensa que la tienes, piensa que te presionan. Cuando nos relajamos no es que procrastinemos, es que somos los putos reyes de mirar vídeos de perritos y gatitos. Ah! La frase de arriba no es mía, es de Sanchis Sinisterra.

Que monos, eh! ^.^

– Insiste. No pares nunca. Nunca te rindas. O si te rindes, que sea una rendición parcial, para coger fuerzas, para cambiar de tercio. No sabéis la gente que he visto caer en el camino. Yo a veces me he rendido, de hecho últimamente y todo, pero siempre termino aplicándome aquella frase tan cutre de película de Van Damme “Retroceder nunca, rendirse, jamás”

Para muestra un botón: Mod Producciones dice en su página que no recibe gente. Aunque luego lo desmintió Fernando Bovaira en la Roda de Guions organizada por EDAV y CulturArts, yo ya lo sabía. Había pedido cita y había ido. Ellos mismos me lo corroboraron: lo hacen para evitar las avalanchas. Me pasa igual con un productor “de cuyo Velvet no quiero acordarme”. Alguna vez quedaremos aunque sea para hablar de cosas de padres 😉

– Deja Instagram, twitter y Facebook. O déjalo por un tiempo. Deja de dar likes a las fotos de López Lavigne, a los post graciosos de Ramírez Mascaró y Alberto López y favs a David Muñoz. De verdad, eso no te da trabajo, te hace estar en la pomada, pero dime la verdad: ¿Vives de comer pomada? No. Pues ale, a escribir ceporro.

No hagas caso a Sergio Barrejón. El guionista más irreverente del planeta España (aunque viva en Alemania) siempre en su afán de contagiarnos de sus obsesiones (Sergio no, no voy a hacer una maratón) nos dice que si curramos mucho podemos sacar 2 guiones al año, veremos 104 pelis (al año) y leeremos 52 guiones (al año, claro). Mentira. Seamos sensatos. Lo importante es currar, cada uno a su ritmo. Que sacas 2 guiones al año, guay, pero no te agobies. Esto me lleva a otro consejillo barato…

– Márcate tiempos. Es lo más fácil y sencillo. A mi me ha funcionado. Cuando vendí el último proyecto fue porque trabajé con un objetivo claro: en primavera tendré el proyecto para venderlo. No me digáis porqué, pero creo que primavera es el momento estupendo para “vender”. La sangre altera, los productores están tontorrones, y yo-que-sé, a mi me ha funcionado. Pamela Douglas en “Cómo escribir una serie dramática de televisión” hace un planning que pese a ser muy americano os digo que funciona.

– Lee. Así de simple y tonto. Quítate de Facebook y léete un buen libro o un buen guión. Yo soy de teatro, leo mucho porque aparte soy profe de teatro y porque para el diálogo creo que es esencial. Me hierve la sangre cuando a un guionista le hablo de Pinter o Stoppard y me dicen: Quién?

– Queda con guionistas. Un café, una pizza, un cine. Somos un ecosistema aparte, asúmelo. Siempre sabrás en qué andan los otros, podrás leer sus proyectos, que te generarán ideas, puede que lean los tuyos y te den buenas ideas. Siempre que puedo lo hago. Con mis compis de Guionistasvlc (Paco y Rafa más, Martín en DF cuando regresa y a Héctor cuando voy a Madrid), pero me veo con Marci Menéndez, con Carlos López, con Juanjo Ramírez,… (estoy abierto a verme con más, eh 😉

– Asúmelo: Nunca serás Juanjo Ramírez ni Alberto López. Tú eres más de drama. Si eres de comedia, ábrete un twitter a lo Gerardo tecé. Si lo eres, ponlo en tu currículum, que pillas curro seguro! Pero de verdad, estos chicos revientan todas las redes sociales con ver quien dice la animalada más grande. Me río mucho con algunas, otras me parecen asíasá, y otras son malas, para que engañarlos. Pero eso es lo que tiene escribir mucho.

– Sin embargo: Diversifica. El ejemplo Mr. Juanjo Ramírez. Está en veintisietemil proyectos y lo lleva de maravilla. Yo ando en 3 y voy agobiao O.o Pero es condición sine quanum. No conozco a ningún guionista que este esperando a que le llamen sin escribir nada. Que seguro que lo hay, eh.

– Sé de tu ciudad. Será una tontería, pero mira Dani Castro con sus visitas a Pamplona. Madrid solo es para trabajar, mola hacerse una paella en Valencia o un mojo picón en Gran Canaria. Eso es así. Y además, los “navarros” tenemos esta cosa curiosa del diferente. Tu idiosincrasia es propia. Como que no mola verte con un valenciano en Madrid y decir “Ie xiquet!”.

– Yo-que-sé afíliate. Yo te diría a EDAV o a FAGA, por compensar. En ALMA son muy guais, parece que todo pasa por allí. Y no. Aunque son muy majos. Pero afíliate, eso sí. Es muy importante que estemos unidos. Sí, seguro que te encuentras a algún/a guionista que te intenta hacer la zancadilla (a mi últimamente más de uno) pero sabandijas hay en todos lados. Esa gente tarde o temprano cae por su propio peso. Aquí estamos para ayudarnos, para echarte una mano, y las asociaciones y sindicatos están para eso.

– Admira a la gente que citas. Han llegado ahí por algo. Saben de lo que hablan. Juanjo, Marci, Carlos, Paco, Rafa, Martín, Héctor, Ramón, Pau, Javier, Alberto, Ángela, Vero, Antonio,… son muchos/as a los que admiro y seguiré admirando. Se enfrentan (como tú y como yo) todos los días a la incertidumbre de la página en blanco, y al final del día, hay algo. Eso es un tesoro. No lo olvides. Como dijo Trueba: “Yo no creo en Dios, creo en Billy Wilder”. Trueba creía en un guionista. Por algo sería.

Y todo esto se resumen en dos:

– “Traiciónate a ti mismo”. No escribas siempre comedia, o thriller, o scketches, o lo que sea que haces bien (sí, sé que esta no estaba arriba, pero quedaba tan bien, y es ejem… de nuevo, del maestro Sanchis SInisterra).

– Y otra vez: “Escribe con la pistola en la nuca˝. Y no te la quites nunca. Al final el cañón te va a hacer cosquillas ahí, y te sentirás más cómodo, ya verás 😉

Sí, lo sé, no son 10 son 12 o 13, pero oye, ¿quién dijo que las matemáticas era el fuerte de un guionista? O.o

Feliz año 2015. Que el trabajo venga a nosotros. Y si no, creémoslo.

EL CINE IMPLÍCITO

Por Gabi Ochoa

Hay un tipo de cine que no dice, que se muestra en las elipsis, en las junturas, en aquel quiebro que se queda a mitad, en la mirada.

Un tipo de cine que apenas muestra palabras, de frases que comienza a mitad y terminan… si terminan claro.

Es un cine silente, pero lo mejor que tiene el silencio, como decía Bresson, es que fue inventado por el cine sonoro. Y eso lo hace más inexplicable.

Es un cine, sobre todo, que habla con imágenes. Que las junta y va creando con ellas un discurso.

Un cine en la frontera. Camina por la débil línea entre lo contado y lo experimentado. Pero sabe mantenerse ahí.

Y cuenta. Cuenta mucho, más de lo que querrías decir, más de lo querríais ver.

Todas estas reflexiones me venían a la mente mientras andaba Gran Vía madrileña abajo después de ver “La isla mínima”. Sí, la peli es una obra maestra, pero ¿por qué? ¿qué tenía esta peli que no tiene “El niño”, que no tiene “No habrá paz para los malvados”; que no tiene “Grupo 7”?

Un deseo.

Le guarda al espectador el deseo de saber más. Y ahí ha ganado la batalla al público, que quiere saber más. Los hay que se enfadan con esto. Los hay que no entienden, porque su proceso lógico no les da el punto final a la narración. Los hay que creen que hay “gato encerrado” o que imaginan más de lo que hay. O menos.

Pero la película viene cargada de un cine implícito.

¿Qué es un cine implícito? ¿Qué es para mi?

No sabría dar una definición (cuál odiosas son a veces las definiciones para marcar todo TODO lo que pasa en la narración, en el guión), pero sí que me quedaría con la máxima esa que dice que es un lugar “donde hay más preguntas que respuestas”.

El no decir, el mostrar, el ver, algo tan cinematográfico, es la esencia de esta peli, pero como lo era en otros cines, en otras maneras posibles. Renoir, Dreyer, Peckinpah, maestros que han sabido guardar en la recámara un diálogo, la sobreexposición para mostrárnoslo en imágenes. Y sí, Hitchcock claro.

Me pareció curioso que al estreno de “La isla mínima” hayan saltado las voces que la emparentan con “True detective” y obvian nuestro pasado cinéfilo más patrio. A mi me recuerda a “Furtivos” de Borau, y algo a “La caza”. Sí, argumental no tiene nada que ver (¿o sí?), pero fílmicamente, que es donde se enmarca el cine implícito, tal vez sí.

Una película implícita es una película pincelada desde guión. Una película como “La isla mínima” se podría haber contado desde el principio claramente, se podría haber explicitado todo su conflicto entre el pasado y el presente. Pero no. Sus creadores optaron por dejar tras el velo tanta información, que puede que al espectador le parezca demasiado. ¿A quién acuchilla…? ¿Quién es ese juez…?

Por lo tanto, para entender esa manera de contar, yo siempre me impongo un ejercicio que aprendí en un taller escénico-performativo.

Hagamos este ejercicio. Imaginad que dejo un objeto en el suelo. Unas llaves, por ejemplo. Ahora tenéis que sumadle otro objeto, cual sea, pero que le dé un significado al anterior, que sume (o que reste), que amplifique su significado, o que juegue por semejanza. Alguien pondrá un candado, y todos entenderemos la relación entre los dos. Pero seguimos. Tras ese candado, alguien dibuja en un papel un corazoncito, el campo del sentido se mueve. ¿Lo entendemos? Todos entenderemos la relación entre un candado y un corazón (y si está roto, más), porque los dos producen sentido.

De eso se trata cuando trabajamos con imágenes. Como guionistas siempre buscamos las palabras de los personajes, la voz, cuando en ocasiones obviamos que las imágenes nos pueden crear movimientos de sentido valiosísimos.

Ahora intentarlo con un guión que estéis escribiendo. Crear una imagen. Luego, añadidle otra que juegue con esa imagen, y a partir de ahí encontrad siempre el significado que las va uniendo, que hace que la historia vaya avanzando. (este ejercicio se lo debo a Cuqui Jérez, creadora con un potencial maravilloso. Os recomiendo, para guionistas sí, sus talleres).

En ocasiones, hay que dejar de lado las palabras, el diálogo, la estructura, y buscar los paralelismos, las semejanzas, los ecos que hay entre las imágenes. “Todo significa”, y ese todo también entra cada imagen que se proyecta.

Os dejo de postre, el avance de otra película implícita, “Under the skin”, que está llena de ecos, elogios, y grandes pasiones en cada pase festivalero que se proyecta. Tuve la suerte de verla en Glasgow Film Festival y el trago de hiel inquietante que digerí aún está rebotando en mi cerebro, como este ejercicio que os he planteado.

Una mujer que anda, en la oscuridad hacia un hombre que…

 

ESCRIBE SERIES, ESCUPE FICCIÓN

Por Guionistas Vlc

En alguna reunión lo habíamos hablado, pero no quedó más allá de un futuro proyecto. Guionistasvlc llevamos más de 3 años y además de compaginar nuestros proyectos personales con trabajo y con el blog, queríamos seguir con algo conjunto, seguir asentando nuestra manera de ver la ficción.

¿Por qué no un taller de guión de series?

Todos, de una u otra manera hemos dado clases. Paco imparte un estupendo taller sobre escritura, Rafa lleva más de cinco años impartiendo distintos cursos de guión y monólogos, y Gabi también lleva impartidos unos cuantos cursos sobre guión de cortometrajes y el trabajo de estilo. Martín seguía en DF y no podía estar en las clases presenciales (de momento).

A esto se unía otro valor. Actualmente y dada la coyuntura en Valencia todos habíamos hecho nuestros pinitos fuera de la terreta: Paco trabajando en el equipo de Victor Ros, Gabi desarrollando proyectos de serie para diversas productoras en Madrid y Rafa moviendo los suyos también.

No solo éramos nosotros sino que teníamos un buen puñado de amigos, que aparte son excelentes profesionales, que darían masterclass, vendrían a dar charlas y estarían codo con codo con los estudiantes. Apetecía dar el paso y poco a poco asentar algo en Valencia, aquí, y desde aquí hacia donde sea.

Con ello, presentamos nuestra propuesta a EDAV, la asociación de guionistas valencianos, que lleva varios años colaborando con la Universitat de València y ofreciendo una oferta formativa conjunta. El proyecto Certificado de escrituras de series dramáticas fue muy bien acogido y finalmente fue uno de los seleccionados junto con el taller de Certificado en la escritura de comedia de situación y sketch de humor de Carlos García (que se inicia en junio y tiene la matrícula abierta ahora mismo), El cine independiente y la ficción low cost de Pau Martínez y el de Serie diaria de Televisión de Joana Martínez.

Durante octubre y noviembre de este año estaremos impartiendo clases los tres (Paco López Barrio, Gabi Ochoa y Rafa Ferrero) de los 4 módulos que vamos a desarrollar en el taller:

1) La idea, el proyecto, qué es la biblia

2) Argumentos, escaleta, tratamiento

3) Los personajes, los diálogos y su ejecución final: el guión piloto

4) El documento final y el pitching: presentación de los proyectos.

Pero esto no va a ser lo único. Con la base de los 4 módulos, que ayudará a los estudiantes a terminar un proyecto de serie para presentar a las cadenas, se sumará las masterclass con grandes profesionales (y grandes amigos) que han apoyado nuestra iniciativa:

En este caso se unen al Certificado Javier Olivares, el alma mater de Isabel (TVE) y Víctor Ros (TVE) y con una dilatadísima carrera a sus respaldas como guionista y director argumental de series; Verónica Fernández, con un currículum envidiable fogueado en múltiples películas y series (desde El bola pasando por El síndrome de Ulises o El Príncipe) y que actualmente coordina el equipo de Ciega a citas; y Virginia Yagüe responsable de éxitos como La señora o 14 de abril. La República.

Tres grandísimos profesionales que sabrán sacar jugo al trabajo y las dudas que los alumnos planteen en las clases.

Esperemos que esta sea la primera piedra en los nuevos proyectos de Guionistasvlc. No va a ser el único. La marca “pedagogía guionistasvlc”se ha puesto en marcha. Queremos levantar piedras, hacer que esto funcione, ver como se pueden escribir series y llevarlas a cabo desde Valencia. Es un reto, pero creemos mucho en él.

Este es el primer paso.

Si os interesa aquí tenéis el enlace al certificado de escrituras de series dramáticas. Vamos a hacer todo lo posible (e imposible) para extraer un buen puñado de proyectos que podáis llevar a las cadenas de televisión.

Hace falta que la creación valenciana se dé a conocer y se retroalimente. Y vamos a por ello.

BERLIN MEMORIES: UNA SEMANA EN LA CAPITAL DE LA CULTURA

[Podéis encontrar en twitter, Facebook e Instagram

todos los detalles de mi viaje con el hastag #GABINBERLIN]

 

Por Gabi Ochoa

A Hedda Kage, una excelente anfitriona

Una semana en Berlín da para mucho. Aunque sea tu primera vez. Porque las primeras veces son las que más y mejor se recuerdan (y de las que más y mejor hablamos en nuestras ficciones).

Ir además en plena vorágine de la Berlinale un lujo sin parangón. Primero una aclaración: no fui a la Berlinale, aproveché que iba a presentar un texto teatral en el Mime Centrum para pasar unos días en Berlín, los días de la Berlinale donde además mi primera película como director “El amor no es lo que era” se podía ver en el European Film Market. Pero EFM es un mercado para distribuidores, para productores. Los creadores no pintamos nada allí. Bueno sí: si quieres pintar pagas una acreditación de 350 euros y puedes pasearte por todos los stands. Pero nada más.

¿Y que hace un creador como yo en Berlín? Ver cine y teatro, sobre todo, y mantener contactos, conocer otras cinematografías, hacer amistades, etc.

CINE EN LA BERLINALE

Pude ver 5 películas. Mayoritariamente cine iberoamericano, pero también de otras latitudes. Lo que más me sorprendió es ver tantas secciones competitivas, y tantos títulos (hasta 400 pelis se podían ver!), y con todo, salas llenas o con un buen volumen de público. O la ciudad está volcada en el festival o el frío hace tanta mella que el cine es un refugio.

Y además con una política interesante de precios: una peli de Sección Oficial te podía costar 13 euros, cara sí, pero luego había secciones paralelas a 4, 8 o 9 euros. Pero lo mejor es que una hora antes de cada proyección la entrada costaba la mitad. Así pude comprar algunas de las entradas.

Presentación de "Atlántida"

Presentación de «Atlántida»

De las que vi destacaría 2 cintas de la Sección Generation-14plus: por decir aquello que no se dice y mostrar aquello que no se ve en la adolescencia, me cautivó “Atlántida” de Inés María Barrionuevo. Por otro lado, el grito de rabia entre marginal y divertido de “Somos Mari Pepa” de Samuel Kishi Leopo a medio camino entre documental y ficción, me recordó mucho a “Barrio”, tal vez la mejor peli de Fernando León de Aranoa.

EUROPEAN FILM MARKET

Martin Gropius por dentro

Martin Gropius por dentro

Martin Gropius es el lugar donde puedes encontrar stands de todos los países y de sus distribuidoras. El lugar es enorme y en su parte central hay una zona con cafetería para mantener reuniones. Además suelen haber pequeños encuentros o happy hours en la propia cafetería. Es un lugar de eclosión para establecer contactos.

2 hechos me parecieron importantes reseñar:

–       Por un lado los 2 stands que más me llamaron la atención fueron el de Corea y el de Argentina. ¿Y por qué, os preguntaréis vosotros? Los dos países tenían un buen puñado de cintas en las secciones más importantes del festival (Oficial, Panorama, Forum, Generation 14 plus). Y hacían gala de ello. Los carteles de esas películas estaban allí, expuestos, con el nombre de la sección en la que estaban. Hacían cinematografía. Pero no solo eso: los argentinos tenían allí un apartado para sus talents, para aquellos directores, guionistas, productores, etc, que estaban en Talent Campus. Es decir: hacían gala de su cantera, sabían que existía, en última estancia la mimaban. Me pregunto cuanta gente del ICAA se ha puesto en contacto con los 5 españoles que estuvieron en el Talent Campus. En todo caso tienen los comments para comentarnos la experiencia.

–       De otro los contactos, esos happy hours, y una pequeña copa final de los Talent Campus, donde pude estar con dos talents españoles: Dani Martin Novel y Sergi Portabella. Saber que hay cine “español” en los márgenes, que están llegando a lugares importantes te reconcilia con todo esto. Dani, si todo va bien, podrá rodar a final de año en Argentina su proyecto “Mudo”, mientras Sergi tiene un buen puñado de productoras alemanas interesadas en su proyecto, pero necesita productor español: a qué esperáis!!!

TALENT CAMPUS

Y es que Talent Campus es el lugar donde llevar los proyectos. Guionistas y directores españoles jóvenes (o no tanto), hay que ponerse las pilas. Estos mercados, de los que seguro hay muchos compañeros han hablado, son herramientas fundamentales para poder pitchear tu proyecto a muchos, muchos futuribles productores. ¿Qué puede que no le interese tu proyecto ahora? Bien, puede ser más adelante, puede que otro proyecto, pero el camino está iniciado.

Dada la crisis de nuestra industria, necesitamos abrirnos mercados, y me he dado cuenta que los Talents son una herramienta muy fructífera. Es verdad que no lo he conocido en primera persona (ojalá!) pero voy a intentarlo. Y si no, una cita como Berlinale es ideal para irte con un proyecto debajo del brazo, con una serie de contactos hechos de antemano, y ver qué posibilidades tiene tu idea.

Talent además te da múltiples jornadas de encuentros, masterclass, conferencias, más reuniones que nadie debe desdeñar.

ALGO DE TEATRO

Como mi visita no solo era cinematográfica, o no exclusivamente, pude asistir en Berliner Ensemble a un montaje conceptual de “La ópera de los cuatro cuartos”. Sí, no me enteré de las interpretaciones alemanas, pero los números musicales realmente potentes.

Además mi anfitriona, Hedda Kage, amiga y traductora de mis obras de teatro, me llevó a conocer Deutsches Theater, Volksbühne y Gorki Theater. En este último asistimos a algo nuevo para mi theaterbrunch, en el que compartías mesa con gente del teatro mientras desayunabas-comías y veías un concierto de tres actores de la compañía del teatro. Luego, nos hicieron una visita guiada por las instalaciones.

Compañía actoral del Gorki Theater

Compañía actoral del Gorki Theater

Los grandes teatros alemanes, según supe conforme iba conociendo los lugares, suelen tener sus compañías estables de actores que trabajan en los montajes que se presentan. Además todos los teatros tienen tres figuras importantes: director administrativo, director artístico y dramaturgista. Esta última figura es la más curiosa y no sé si la entendí bien: es quien adapta, versionea las producciones del teatro, además de trabajar en los montajes como autor, o recomendar autores. De alguna manera la figura del autor está íntimamente ligada al edificio teatral, y eso me parece encomiable.

Hedda Kage presentado el texto. Junto a ella Heide Simon. Los hombres de la izquierda son Henning Bochert y Alexander Stillmark

Por último el jueves 13 se hizo la presentación de mi texto teatral “Deseo y placer” en el Mime Centrum, junto a la lectura dramatizada de algunos fragmentos de la obra. Oír tus textos en alemán, ver las reacciones del público, tener después charlas con las gentes que habían venido y con los actores fue una de las experiencias más estimulantes he tenido en años. Por esto empecé a escribir teatro, por esto continuo a día de hoy, más de 15 años después de mi primera obra, escribiendo. Agradezco tanto a Hedda Kage haberme dado la oportunidad como a Franziska Muche que me tradujo desde el alemán lo que iban diciendo, hasta los tres actores Alexander Stillmark, Henning Bochert y Heide Simon, tres verdaderas joyas con los que tuve alguna de las conversaciones más interesantes sobre teatro, Deleuze, José Luis Gómez (Heide había trabajado con él) y Walter Benjamin.

Creo que esta ha sido una primera parte de algo que va a continuar con un nuevo proyecto. Ya iré informando.

OUR ENGLISH

Estando allí me encontré con este artículo sobre el inglés y el cine español. ¿Tenemos que renunciar a un idioma en pos de la universalidad?

Creo que este tema da para un post aunque me remito a aquello que vi en la Berlinale:

1)    Sí, hay que tener un dominio del inglés para salir a estos mercados, para trabajar fuera.

2)    El cine argentino, como el coreano, por volver a los ejemplos arriba señalados, se han hecho fuertes con sus idiomas. Elogiemos aquello que somos, sin despreciarlo, y construyamos desde las dos formas de ver.

LAS SEMILLAS

Me he dejado para el final aquello que realmente da sentido a una cita como esta: el contacto personal, los encuentros, las conversaciones que te marcan y que dejan una pequeña semilla para continuar.

En esos días me he encontrado con amigos que hacía tiempo no veía, otros que conocía por redes sociales, y gente que no conocía de antes.

Conocí al dramaturgo, fotógrafo y director chileno Eduardo Pávez, ahora afincado en Berlín. Compartimos experiencias teatrales y descubrí algo del teatro chileno contemporáneo y de sus formas. También tuve momentos con los talents españoles Sergi y Dani, dos todoterrenos con los que estuve en contacto. A Sergi lo conocía del Encuentro de Guionistas de Madrid y a Dani de muchos años en redes sociales. Suerte a los dos.

Y a gentes que no veía en Valencia. Con mi buen amigo César Campoy compartí alguna peli, y alguna charla sobre nuestra industria valenciana. Con Sara Mansanet y Carlos Madrid, el cuerpo y alma del festival de mediometrajes La Cabina de Valencia compartí algunas pelis y unas cuantas cervezas. También estuve con mi compañera Begoña Donat, periodista todoterreno valenciana, con la que terminamos hablando del libro de Baricco “Los bárbaros” y que he empezado ya, Bego! (me picó la curiosidad hace ya 3 años cuando lo comentó Tantanian en Panorama Sur y en Buenos Aires me lo compré). Por supuesto pateé, reí y me lo pasé teta con el terremoto de mi productora Paloma Mora, capaz de organizarse en dos días 5 reuniones fructíferas para sus próximos proyectos. Yo ya le he dicho que el año que viene vuelvo con ella y con un proyecto debajo del brazo haya Talent o no. Y finalmente y de casualidad, compartí vuelo de vuelta con Rafa Maluenda, director de Cinema Jove, en una conversación que duró todo el trayecto sobre la situación endémica del audiovisual valenciano y sus posibles vías.

Pero sobre todo compartí Berlín, conocí la ciudad y toda su historia gracias a Hedda Kage, la mujer que me quiso conocer hace ya 4 años cuando vio mi montaje teatral “Mi camiseta, sus zapatillas, sus vaqueros” y que no ha parado hasta que me trajo a Berlín.

Yo de mayor quiero ser Hedda Kage. Gracias Hedda.

PERO, ¿QUÉ QUERÍAS CONTAR?

Por Gabi Ochoa

Cuando esa lucha incesante entre tu parte creativa y tu parte analítica cesa, es que has parido una historia. Los cabos están atados (aunque sean con pinzas), las ideas están ordenadas y las causas y efectos están unas delante de las otras (eso que suele pasar en todo proceso aristotélico, ¿por qué somos tan aristotélicos en la ficción audiovisual?).

Pues no. No acaba ahí la cosa. Ahora viene ese momento que todos odiamos pero que acaba de ensamblar todo el proceso. La pregunta del millón.

¿Qué querías contar?

Recuerdo perfectamente cada vez que me la han hecho y en qué momento. Recuerdo incluso ir preparado para la ocasión, y con ella bien pensada. En la última, por ejemplo, en una cadena nacional, y me pasó lo que siempre me pasa: no atisbo a destilar el espíritu de la gran pregunta en la respuesta.

¿Y por qué?

Creo que uno de los grandes retos de los guionistas, y de los guiones, es tratar algo realmente profundo y que sin embargo no vemos. Todos escribimos por algo. Y escribimos esa historia para algo. Y cuando me refiero a profundo no es “trascendente”, sino que es nuestra manera de alzar la voz para decir lo que nos gusta, disgusta, agrada o no, lo que sea, algo (que palabra más extraña “algo”).

Creo que todos recordamos el arranque de 500 days of summer. Ahí estaba claro porqué escribían esa historia. Lo decían al inicio, bien clarito: venganza por un amor despechado.

Pero muchas veces esa información no aparece en pantalla, está en tu hipotálamo, en tu subconsciente, inconsciente o vete a saber. Está en algún sitio.

También es verdad que otras veces escribes por encargo, y ahí la pregunta ¿Qué querías contar? Se responde de una manera muy fácil: por el dinero que recibo. Obviamente no es siempre así, ya que cuando estás en ella intentas llevarla a tu terreno (otro concepto extraño “terreno”).

Pero dejando de lado los chistes, hay en la pregunta un lado perverso.

“¿Qué querías contar?” pone al que la emite en una posición cómoda, no se moja, no se plantea un reto, se lo plantea al que responde.

“Quien transmite la noticia de una muerte se ve a si mismo muy importante. Su sensación le convierte –en contra incluso de cualquier lógica- en mensajero del reino de los muertos. Pues la comunidad de los muertos es tan gigantesca que hasta quien sólo anuncia una muerte, advierte su presencia.”

“Dirección única” de Walter Benjamin

Estoy de acuerdo con Benjamin: el que sufre después de esa noticia, como el que está esperando la pregunta “¿Qué querías contar?” teme no saber contestarla, no saber ser sincero y sensato con su historia.

Pero luego resulta que tienes más claro la pregunta que la historia en si. Me ha pasado otro buen puñado de veces. ¿Sobre qué querías hablar? “Sobre la perversión del dinero” o “sobre la importancia del bien común y la sanidad como ese bien”, son dos premisas que están dentro de algunos de mis últimos trabajos escritos. Lo que siempre dudo es si he logrado destilar eso en el documento (léase tratamiento, guión o biblia) que he entregado.

Y por eso regresamos a las ficciones que nos han marcado, y que encierran dentro suyo, como un secreto, la esencia de ¿qué queremos contar?

Dos ejemplos:

Una serie que seguí con gran pasión, pero que se me borró de la mente nada más verla. Se trata de “The Following”, de un siempre inspirado Kevin Williamson. Tengo que reconocer mi pasión por este hombre desde sus homenajes (velados o no) al cine de los ochenta en “Dawson crece”. Pero en el caso de “The Following” ha primado tanto la pirotecnia del contar en pos de qué quería contar. Porque su argumento es entendible a la primera: malos y buenos, sectas y policías. Pero la reflexión que hay detrás… dudo cuál es. Si algún lector la sabe, por favor, están los comments para ello.

En el caso diametralmente opuesto está “House of cards” una ficción que me está destrozando. Amo a ese adorable hijo-de-la-gran-puta que es Frank Underwood, porque todos tenemos algo de Underwood, porque en el qué querían contar, el creador inoculó Macbeth y la perversión del poder. Una frase me dejó marcado en el capítulo 9: “Un gran hombre dijo una vez que todo en la vida tiene que ver con el sexo. Salvo el sexo. El sexo tiene que ver con el poder”.

A veces el “¿qué querías contar?” es la falacia más grande de todas, no hace falta contestarla. Otras es importantísima para el devenir de la historia. Pero es la historia la que te lo marca. Es importante que estemos atentos a ella, a lo que quiere contar, no a lo que nosotros queremos contar por ella. Tal vez así no nos hagan falta preguntas, sino historias.

VEMOS

Por Gabi Ochoa

“Vemos un hombre que se adentra en la estepa. Su rostro es enjuto, diríase serio. Su mano se alarga hasta la pistola y…”

Este podría un pequeño fragmento de cualquier guión de los que escribimos a diario cada uno de nosotros. Hay una descripción de acciones que nos llevará a un diálogo (o no) que hará avanzar la acción. Hasta ahí todo correcto. Pero hoy me gustaría pararme en esa primera palabra, esa muletilla que tanto usamos los guionistas en nuestras historias: VEMOS.

¿Qué vemos?

El cine es un medio eminentemente visual, algo que os grabarán a fuego en TODOS los talleres de guión, en TODAS las master-class, seminarios, eventos, etc,… pero eso no significa que las palabras no cuenten. Para hacerlo visual es necesario que utilicemos palabras, y que esas palabras nos muestren imágenes. Cuantas veces hemos echado en falta en un guión prosa visual, que aquello no parezca una radio-novela donde solo el habla es importante (en esto sería muy interesante un estudio sobre el uso y costumbres de las llamadas telenovelas y su manera de narrar, pero eso da para otro post largo y desarrollado), sino que nos produzca aquello tan importante que es el llamado espectador virtual, es decir, la lectura nos crea las imágenes por si solas y nos imaginamos cómo podría ser esa historia en película.

Ahora, para llegar a ese punto, para crear poesía visual tal vez deberíamos jugar con el lenguaje. Y un término como VEMOS no ayuda a su comprensión. Hagamos el ejercicio a la inversa…

¿Cuál es la diferencia entre ver y mirar?

Si nos atenemos a sus sustantivos (no voy a hacer una clase ni de gramática, ni de definiciones, nada más lejos), la VISIÓN es periférica, no discrimina, nos muestra todo. Sin embargo, la MIRADA fija un punto, obtiene información sobre algo, sobre aquello que mira, dejando en segundo término o desenfocado el resto. Tal vez un verbo como VEMOS hace pobre en si el campo de visión que quiere definir.

No es el único. En los guiones solemos reventarlos de multitud de verbos que entorpecen la verdadera acción. Sí, VEMOS es uno de ellos porque no nos dice nada, no excluye ni remarca. Pero también, EMPIEZA o ACABA, “Ángel empieza a levantarse de la cama…”, o PONE “Miguel pone la chaqueta en el perchero…” (pudiendo usar cuelga), o ESTÁ “Miguel se está dirigiendo” (“Miguel se dirige”),… son verbos que yo suelo denominar “sin afección”, porque da igual que los pongas o no, no dicen nada, no significan el guión.

En todo caso creo que en VEMOS esta insulsez va más allá. Habla de la corta frontera de miras de nuestra escritura.

Y cuando llego aquí, para abrir la mirada en un guionista, siempre les pido, a los presentes y futuros escritores del audiovisual, que lean poesía. Pero aquella poesía que revienta las palabras de miles, infinitas, imágenes, ensancha nuestra manera de ver (aquí sí) el mundo.

 

“La bomba atómica no puede desinventarse

El lenguaje humano no puede

desaprenderse tampoco

No quiero ser didáctico

ni decir a nadie cómo hay que hacer las cosas

dice el artista

Claro

Para eso ya están la televisión

y los “creativos” publicitarios

No se puede estar

en la poesía

acampar ni echar cimientos en ese limo nocturno

en esa docta intemperie tan esquiva

No se pueden atesorar méritos ni culpas

no puede uno cubrir

con tal abrigo de la lluvia y trueno y arcoiris

Pero se pueden

aledaños

cercanías

inminencias

un no espacio donde no estar”

Poemas lisiados Jorge Riechmann

RESPUESTA A CURSO PARA PRODUCTORES AUDIOVISUALES (VALENCIANOS)

tren

En este blog habitualmente nos leemos unos a otros antes de publicar los artículos para darnos retroalimentación pero en esta ocasión yo no pude hacerlo con el anterior post que firmaron Gabi Ochoa y José Jaime Linares. Supe que había cierta polémica en algún muro del facebook y también antes de publicarlo en mi muro lo leí. Me surgió esta reflexión, y en lugar de publicarlo en los comentarios decidimos convertirlo en un nuevo artículo.

Por Martín Román.

No puedo hablar del audiovisual valenciano desde sus inicios, no llevo tanto en este oficio, mi aterrizaje al mundo laboral fue al mismo tiempo que se iniciaba el boom de producciones alimentado por la burbuja inmobiliaria. Si ese es el nacimiento de la industria valenciana del audiovisual deberíamos considerarlo más un aborto por malformación.

Mientras estudiaba guión se rodó esa producción a la que apodaron «la locomotora del audiovisual valenciano». Estoy hablando de Ausiàs March ¿alguien se acuerda de ella?

Cuando acababa el master de guión en la FIA se rodaban las primeras tres tvmovies (malas, por no decir terribles), durante unos cuantos años se estuvieron produciendo alrededor de 7 tvmovies por año. Podría achacarse a las tres primeras su mala calidad por la novedad del formato, pero es que las que siguieron año tras año las seguían haciendo los mismos, y cuanto más malas parecían tener más puntos para repetir en la dirección. Una de las que me gustó de verdad fue Omar Martínez un guión bien armado, buena realización y actores bien dirigidos… Pau Martínez no dirigió ninguna tvmovie más. La que dirigió Sigfrid Monleón (guión del director y de un servidor) fue líder de audiencia superando a Ejecución inminente de Clint Eastwood en La 1. Nunca nadie nos llamó para que volviésemos a intentarlo.

En mi actitud novata, una vez participé en la reescritura de un proyecto de televisión mezcla de magacín y ficción. No cobré, lo hacía porque si salía el proyecto tendría trabajo y era algo novedoso, me ilusionaba. La serie no salió, no gané dinero. Esa productora de quien el máximo exponente era un director y productor que trabajó bastante en esos años me volvió a llamar al tiempo para escribir un guión de tvmovie. Le dije que sí pero que cobraba 3000€ por el desarrollo. Su respuesta fue que no me podía pagar pero que si la vendía me pagaba el máximo que se estaba pagando por un guión de tvmovie. No acepté, ya había hecho el memo una vez. A ese productor, que por cierto saludo con agrado y me cae bien, le he escuchado discursos progresistas pero su ejemplo no es el mejor.

Productoras con varias producciones en marcha no pagaban el desarrollo de sus proyectos incluso cuando sabían que lo tenían prácticamente vendido. Y luego te pegaban la patada. Yo co-cree una de las series más exitosas que se han emitido en Canal 9  y hasta que no se vendió no cobré. El compromiso de la productora era que si salía contarían con mis servicios. Cumplieron su palabra, dialogué un capítulo y nunca más supe de ellos. No sería tan malo mi trabajo si se vendió la serie… yo estaba trabajando en ese momento en una serie documental que me motivaba mucho más y además ya me habían advertido de las malas prácticas de esa productora y mi reflexión fue «sabía que podía pasar y ha pasado». Además existía el miedo que si montaba mucho pleito se me vetara luego en ayudas por ponerme en contra a una de las asociaciones de productores valencianos.

Digo todo esto porque siento que el artículo anterior alude a una época en que sí existió una industria. Y es mentira, hubo gente que quiso hacer dinero, nunca un negocio perdurable. Y como en esa época había trabajo aunque no hiciésemos los productos que deseábamos no nos importaba tanto porque podíamos eludir la frustración cenando por ahí, yendo a conciertos y viajando por Europa en Ryanair, vuelos low cost para los creadores low cost.

En ese aborto que fue el boom del audiovisual valenciano «Ausiàs March» cumplió la promesa de los políticos, la televisión y productores que la apoyaban SÍ fue «la locomotora del audiovisual» valenciano, una locomotora que descarriló estrepitosamente, creo que mis padres fueron los únicos que la vieron hasta el final porque su hijo (yo) salía de extra. No quisimos ver que eso era algo que se repetía y cual émulos adelantados a la era de Rajoy no hicimos nada esperando que las cosas cambiaran por voluntad propia.

Hay que mirar al futuro pero queriendo cambiar el presente y erradicar los problemas del pasado. Pasa como con el PP y el PSOE, pretender la regeneración de alguno de esos partidos con Rajoy o Rubalcaba al frente o alguno de sus principales colaboradores es una falacia. Y en el audiovisual valenciano hay tanto vicio ya que quienes están haciendo cosas interesantes las hacen fuera (ejemplo del compañero Paco López Barrio con la serie Victor Ros) o de manera independiente: Adán Aliaga, David Valero, Chema García Ibarra, Eloy Enciso, Óscar Bernácer y Nacho Ruipérez son algunos de los nombres que me vienen a la cabeza, pero seguro hay más.

Hay mucho talento creativo pero son buitres carroñeros quienes llevan las riendas y muchos creativos que nos comportamos como ovejas. Mejor dicho, les permitimos que lleven las riendas. Creámonos la máxima de que sin nuestro guión no tienen nada, ¿por qué se lo vas a dar a alguien gratis? ¿y si montas tu productora o buscas a un productor de nueva generación con el que trabajar codo con codo que no esté anclado en la fórmula de la subvención y el beso negro para levantar proyectos?

Esta ira en algunas de mis expresiones vienen de un sentimiento de culpa de haber participado como oveja estúpida en ese audiovisual valenciano que tan buena fama nos ha dado, tanto que apenas se nos ve en el exterior.

PD: Si Ausiàs March fue la locomotora del audiovisual valenciano «echemos abajo la estación de tren. Demoler, demoler, demoler, demoler»: